Los contratos a plazo y los contratos de futuros son tipos de derivados utilizados en el mercado financiero, incluso para los commodities. Funcionan como instrumentos financieros aplicados en la compra o venta de determinado activo, en una fecha futura a un precio acordado.
Los negociadores los utilizan para protegerse contra las variaciones de los precios de los activos a los que están expuestos. Por ejemplo, si un agricultor pretende vender su soja dentro de tres meses, pero cree que para entonces los precios habrán bajado, puede vender futuros de su cosecha para fijar el precio.
Si el valor futuro es inferior al valor acordado, no pierde ya que el precio se fijó antes. Esta es una técnica de hedge muy conocida.
En este artículo comprenderá los conceptos de estos dos modelos de contrato y cómo se aplican.
Los contratos a plazo, también conocidos como contratos a término, son acuerdos entre dos partes para comprar o vender un activo en una fecha futura y a un precio acordado previamente.
Estos contratos se negocian directamente entre las partes involucradas, en lugar de negociarse en bolsas como los contratos de futuros. Sus principales características incluyen:
Una de las principales ventajas de los contratos a plazo es la posibilidad de personalización y flexibilidad. Además, se eximen del requisito de margen de garantía y no tienen restricciones reglamentarias.
Con los contratos a plazo, es posible realizar el hedge mediante la protección del activo, que tendrá un valor preestablecido para el pago en la fecha de cierre del contrato. La práctica neutraliza la volatilidad y los riesgos de la variación del precio de este activo a lo largo del tiempo.
Los contratos de futuros, por su parte, son acuerdos estandarizados que se negocian en las bolsas sin contacto directo entre los negociadores. Estos modelos de contrato presentan características como:
Los contratos de futuros ofrecen una garantía en cuanto a la volatilidad en el precio del activo subyacente. Una de sus principales ventajas es la fácil posibilidad de liquidación abriendo una posición contraria en el mismo mercado.
Piense que ha comprado un contrato de futuros para adquirir un activo al que le quedan 60 días para su vencimiento. Como alternativa, puede adquirir otro contrato de futuros para vender el activo dentro de 60 días. Si los precios de ambos contratos son iguales, no habrá impacto en la posición general, y se la puede cerrar.
Para entender las principales diferencias entre los mismos, veamos el ejemplo de situaciones prácticas con el commodity de soja que mencionamos al principio del texto.
1.Negociación con contratos a plazo
João, un productor de soja, aún no ha recogido su cosecha y teme que los precios estén muy bajos cuando vaya a venderla dentro de 30 días. Para asegurar el precio de venta que le garantice su margen de beneficio, busca un comprador que piense lo contrario.
Entonces, los dos acuerdan el precio de R$ 100 el saco y fijan la cantidad de 100 sacos para liquidar en 30 días. Transcurrido este plazo, el precio al contado es de R$ 90.
El productor entregará la soja a R$100 por saco, según lo acordado en el contrato, ganando R$ 10 por saco en comparación con el precio al que cotiza el mercado en el momento del vencimiento. El comprador, en cambio, se perjudica, ya que paga R$ 100 por una mercadería que pasó a valer R$ 90, es decir, pierde R$ 10 por saco.
2.Negociación con contratos de futuros
Piense que João compró contratos de futuros de soja para su liquidación en 6 meses. Lo hizo porque cree que el precio de los mismos debe aumentar con el tiempo. Para ello, hace un depósito de margen de garantía.
A diario, el valor del contrato adquirido por João se compara con el valor de cierre de los futuros de soja referidos a la misma fecha de vencimiento del contrato de João. Este procedimiento se denomina ajuste diario.
Si hay un aumento de precio, la diferencia se depositará en la cuenta de João. En cambio, si el precio baja, João debe depositar la diferencia mediante un ajuste de margen.
João puede liquidar su contrato en cualquier momento, vendiéndolo en el mercado por el precio actualizado y obtener su ganancia o pérdida final.
3.Conclusión
Como se puede ver, en los contratos futuros la negociación está estandarizada y se realiza en bolsa. En cambio, los contratos a plazo se negocian en el mercado extrabursátil, de forma personalizada y sin necesidad de margen de garantía. Los contratos de futuros se ajustan a diario en función de los cambios del mercado. Por consiguiente, siempre hay que cumplir el margen.
Entender qué diferencias hay entre los contratos a plazo y los contratos de futuros requiere un conocimiento profundo del mercado de commodities. Recurrir al uso de derivados es importante para poder establecer una estrategia bien definida a la hora de negociar.
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