El panorama del precio del azúcar sigue marcado por la volatilidad, lo que refleja la interacción entre los factores globales y la dinámica de la cosecha brasileña. Las recientes subidas en las bolsas internacionales indican una recuperación técnica impulsada por la cobertura de posiciones vendidas tras mínimos históricos.
Sin embargo, las perspectivas para el ciclo 2025/26 siguen siendo bajistas, sustentadas por la expectativa de un superávit global, con la posibilidad de una buena cosecha para el próximo año.
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La recuperación del precio del azúcar en el mercado mundial es un movimiento técnico impulsado principalmente por la cobertura de posiciones vendidas, el llamado short covering, que se produce después de que los contratos alcancen mínimos plurianuales. Este movimiento es una respuesta táctica de los operadores ante cotizaciones que alcanzaron su nivel más bajo en cinco años para el azúcar crudo (14,04 c/lb) y en casi cinco años para el blanco (406 dólares/t).
En los contratos de marzo/26, esta dinámica dio lugar a un avance del 0,8 % para el azúcar bruto (14,78 c/lb) y del 1 % para el azúcar blanco (424,10 dólares/t). La señal del Gobierno indio de aumentar el precio del etanol mezclado con gasolina también contribuyó, ya que puede estimular a las usinas a destinar más caña a los biocombustibles, reduciendo la disponibilidad de azúcar.
Por otro lado, hay factores que limitan esta subida. La devaluación del real, que ha alcanzado su nivel más bajo en cinco semanas, hace que las exportaciones brasileñas sean más atractivas y ejerce presión sobre los precios a nivel mundial. Además, la India ha autorizado la exportación de 1,5 millones de toneladas, por debajo de las estimaciones de 2 millones, pero sin alterar la tendencia fundamental.
A pesar de esta recuperación técnica, Hedgepoint señala que el panorama sigue siendo bajista, ya que instituciones como la ISO (Organización Internacional del Azúcar) proyectan un superávit global de 1,625 millones de toneladas para el ciclo 2025/26.
A pesar del menor ATR (azúcar total recuperado) en esta cosecha, el avance de la molienda en la segunda mitad del ciclo y la combinación más orientada al azúcar han sostenido una producción elevada, lo que limita el potencial bajista de los precios incluso ante el escenario de superávit global.
La producción de azúcar en el centro-sur, en el acumulado de la cosecha 2025/2026 hasta octubre, ya alcanzó los 38,085 millones de toneladas, lo que representa un aumento del 1,6 % en comparación con el ciclo anterior.
La producción superior a la esperada en la región centro-sur de Brasil, especialmente en la segunda mitad de la cosecha, es uno de los principales factores que refuerzan la perspectiva de una oferta sólida. La molienda de caña de azúcar se recuperó después de julio, y la producción acumulada de azúcar ya superó los niveles del ciclo 2024/2025 a finales de septiembre, con una proyección de cierre de la cosecha al alza. La Conab elevó su proyección de producción de azúcar para Brasil en 25/26 de 44,5 a 45 millones de toneladas en noviembre, manteniendo la perspectiva de una cosecha récord y, en consecuencia, presionando los precios.
Calidad de la commoditie
La caída en la calidad de la commoditie, medida por el Azúcar Total Recuperable (ATR), es motivo de preocupación, ya que afecta directamente a la concentración de azúcar por tonelada de caña molida y a la producción final. Aunque el ATR se mantuvo por debajo de los niveles medios, la molienda de azúcar se recuperó después de julio, lo que llevó a mantener las expectativas de una molienda total de alrededor de 605 Mt de caña de azúcar.
La proporción de caña destinada al azúcar en el Centro-Sur alcanzó el 51,97 % en el acumulado de la cosecha hasta la segunda quincena de octubre, solo ligeramente por encima del 45,91 % del año anterior.
Además, el panorama internacional refuerza la oferta global:
Estos factores compensan las limitaciones de la intertemporada brasileña y ayudan a contener subidas más significativas en los precios globales.
La menor calidad de la caña es un factor que, junto con la rentabilidad comparada y los precios de la energía, influye en la decisión de las usinas de destinar la caña a la producción de azúcar o etanol. Aunque el etanol está presentando una mayor rentabilidad en relación con el azúcar en algunas regiones, lo que podría llevar a las usinas a destinar más caña al biocombustible, la tendencia es que haya pocos cambios en la mezcla en este ciclo.
La caída de los precios del petróleo y los altos niveles de la mezcla de azúcar de los meses anteriores, que alcanzó el 55 % en agosto antes de caer al 48,24 % en la primera quincena de octubre, garantizan una producción de azúcar sólida. La caída de la mezcla para el azúcar también es una medida para evitar una presión adicional sobre los precios internacionales del edulcorante.
Las proyecciones actuales indican que la producción brasileña de etanol debería caer a 32 700 millones de litros en 2025, debido a la priorización del azúcar.
La combinación de la caída en la calidad de la caña y el aumento significativo de la producción, impulsado por condiciones climáticas favorables y la expansión de la superficie plantada, crea un escenario de desafíos y oportunidades para el sector azucarero y energético. Aunque los precios internacionales más altos, impulsados por el movimiento técnico de cobertura de posiciones cortas, benefician a las usinas que tienen azúcar disponible para exportar, la expectativa de un superávit global limita el potencial de subidas más significativas.
En este contexto, la eficiencia productiva y la gestión de costes se convierten en factores decisivos para el próximo ciclo, y la productividad agrícola asume un papel central en la reducción del coste por tonelada.
El mercado sigue dividido entre un soporte técnico a corto plazo y las previsiones de un superávit global en 2025/26. La producción brasileña se mantiene fuerte, incluso con un ATR por debajo de la media, y la actuación de las fábricas entre el azúcar y el etanol seguirá siendo un factor clave para el equilibrio de la oferta.
En un entorno de volatilidad y perspectivas bajistas, es fundamental para todos los agentes del sector seguir los indicadores de la cosecha de azúcar, la calidad de la commodities y los movimientos globales del mercado.
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