El agronegocio brasileño inicia un nuevo ciclo con perspectivas de crecimiento. Las proyecciones de la Conab indican que la producción de cereales alcanzará los 354,8 millones de toneladas en la cosecha 25/26, lo que supone un avance del 0,8 % con respecto al ciclo anterior. Entre los cultivos de verano, la superficie plantada tiende a crecer un 3,3 %, hasta alcanzar los 84,4 millones de hectáreas.
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La estimación de Hedgepoint para la nueva cosecha brasileña de soja 2025/26 apunta a un nuevo récord de producción de 178 millones de toneladas. El volumen representa un crecimiento del 3,7 % en relación con la cosecha anterior, que sumó 171,6 millones de toneladas.
El aumento está impulsado por un avance del 1,2 % en la superficie plantada, que debería alcanzar los 48,24 millones de hectáreas. La expansión se produce principalmente en pastizales degradados, nuevas áreas agrícolas y la sustitución del cultivo de arroz por soja, lo que refleja la mayor rentabilidad de esta oleaginosa. Hedgepoint prevé una productividad media nacional de 3690 kg/ha.
Según la Conab, a principios de noviembre se había sembrado aproximadamente el 60 % de la superficie estimada, cerca de la media histórica de los últimos años.
Las exportaciones brasileñas de soja deberían registrar un crecimiento significativo en 2026, con Hedgepoint proyectando un récord de 112 millones de toneladas, en línea con la estimación de la Conab (Compañía Nacional de Abastecimiento).
El aumento refleja la reducción de las exportaciones de Estados Unidos y la mayor demanda mundial de la soja brasileña, lo que consolida a Brasil como el principal proveedor mundial de soja.
En el mercado interno, la demanda sigue al alza debido al avance de la mezcla de biodiésel (B15) y al crecimiento del consumo de proteína vegetal. La molienda debería alcanzar los 59,5 millones de toneladas en 2026, un 2 % más que el año anterior.
A pesar del buen rendimiento externo y del consumo interno de 63 millones de toneladas, las existencias finales tienden a aumentar, alcanzando los 8,8 millones de toneladas, un salto del 66 % con respecto a la cosecha anterior. Este movimiento puede generar una presión negativa sobre los precios internos, especialmente durante el período de cosecha.
Entre los factores de riesgo, destaca la negociación comercial entre Estados Unidos y China. Un posible acuerdo que involucre la soja estadounidense podría redirigir parte de la demanda global, afectando los envíos brasileños y exigiendo revisiones en las estimaciones. Con el fin del cierre del gobierno estadounidense, se volvieron a reportar las ventas, lo que deberá ser monitoreado de cerca.
En Estados Unidos, la productividad debería situarse en 53 bu/acre, tras el ajuste del WASDE de noviembre (-0,9 %). La producción total se estima en 115,7 millones de toneladas (un descenso del 1,1 %) y las existencias finales, en 7,9 millones de toneladas (-3,3 %).
La producción total de maíz en Brasil para la cosecha 25/26, considerando las tres cosechas, debería alcanzar los 138,8 millones de toneladas, según las estimaciones de la Conab, que apunta a 138,6 millones de toneladas. Las proyecciones indican una expansión de la superficie cultivada, tanto en la primera como en la segunda cosecha de maíz.
La demanda interna sigue siendo un importante factor de apoyo a los precios. El consumo interno debería crecer y alcanzar los 94,6 millones de toneladas, impulsado principalmente por la expansión de la producción de etanol de maíz, una nueva fuente estructural de demanda, especialmente en la región Centro-Oeste. Este avance contribuye a sostener las cotizaciones internas y a reducir el excedente de oferta en el mercado local.
En la primera cosecha, la superficie plantada debería aumentar un 7,1 %, hasta alcanzar los 4,0 millones de hectáreas, según datos de la Conab. Por su parte, la segunda cosecha, principal motor de la producción nacional, tiende a mantener el ritmo de expansión, con un crecimiento del 3,8 %, hasta alcanzar un total de 18,1 millones de hectáreas.
Los factores climáticos, especialmente el fenómeno de La Niña, representan un riesgo para la producción de maíz en Brasil y Argentina. Mientras que la cosecha 24/25 se benefició de condiciones climáticas favorables, la expectativa para 25/26 es de un escenario más irregular. A corto plazo, las lluvias previstas en el sur pueden retrasar la siembra del maíz de verano, lo que afectará al calendario agrícola.
En el mercado externo, la competencia internacional tiende a aumentar. La cosecha récord en Estados Unidos y la expansión de la superficie plantada en Argentina amplían la oferta global y ejercen presión sobre los precios. Argentina debería exportar alrededor de 37 millones de toneladas, mientras que en Estados Unidos la productividad media se estima en 186 bu/acre, con un ligero descenso del 0,4 % en noviembre respecto a septiembre, y la producción total, en 425,5 millones de toneladas, un retroceso del 0,4 % respecto a la lectura anterior.
Para Brasil, el reto será comercializar la producción y alcanzar el objetivo de exportación de 43 millones de toneladas. Según el analista Luiz Roque, de Hedgepoint, si las ventas externas avanzan por debajo de lo esperado, las existencias finales (proyectadas en 3,4 millones de toneladas) podrían crecer, generando una presión bajista sobre los precios internos.
La producción brasileña de trigo para la cosecha 25/26 está estimada por la Conab en 7,7 millones de toneladas, lo que supone una caída del 2,6 % con respecto al ciclo anterior. La contracción se debe a la reducción de la superficie cultivada, motivada por márgenes de rentabilidad más bajos. Aun así, la productividad media debería crecer hasta los 3145 kg/ha, favorecida por unas condiciones climáticas más estables en estados como Paraná y Santa Catarina.
En el escenario global, la amplia oferta sigue presionando los precios. La cosecha récord mundial, la recuperación productiva en la Unión Europea y la fuerte competitividad de Rusia y Argentina limitan el espacio para la revalorización. Argentina debería cosechar 22 millones de toneladas y exportar 14 millones, lo que reforzaría la oferta regional.
En Brasil, las importaciones deberían alcanzar los 6,7 millones de toneladas, mientras que las exportaciones deberían sumar 2 millones. La cosecha nacional de trigo 25/26 debería cerrar con existencias finales de 1,9 millones de toneladas, mientras que las existencias mundiales deberían alcanzar los 271,4 millones de toneladas, un aumento del 3,8 % con respecto a la cosecha anterior, 24/25.
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