Seguridad alimentaria: el escenario mundial del agro y la producción de alimentos en Brasil y en el mundo
Se denomina seguridad alimentaria al conjunto de programas y acciones destinados a garantizar el acceso de toda la población a una alimentación adecuada, como el acceso al agua, la disponibilidad y distribución de alimentos, el consumo según las necesidades nutricionales y el apoyo a los procesos productivos y de transporte.
La lucha contra el hambre siempre ha estado en la agenda de los gobiernos nacionales y mundiales, pero con más desafíos en los países en desarrollo. Sin embardo, desde la Asamblea General de las Naciones Unidas celebrada en Nueva York en septiembre de 2015, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Una de las misiones de la llamada Agenda 2030 es acabar con todas las formas de hambre en el mundo para el mismo año que le da nombre al proyecto. Pero fue después que se establecieron los objetivos que el mundo entró en varios conflictos que trajeron consecuencias catastróficas. ¿Es posible lograr el objetivo de llevar seguridad alimentaria a toda la población?
Un punto muy importante que vale la pena destacar es que el tema del hambre en el mundo no está vinculado a la cantidad suficiente de alimentos, sino a su distribución, debido a que la producción se concentra en determinadas regiones, mientras que el consumo está en todo el planeta.
Conflictos mundiales y los impactos en la cadena del agronegocio
El término seguridad alimentaria se estableció durante la Primera Guerra Mundial, lo que deja clara la relación directa entre el problema del hambre y las grandes tragedias mundiales.
En los últimos años, el mundo se enfrenta a una pandemia de Covid-19 que ya ha provocado la muerte de más de 6 millones de personas y causado daños incalculables de diversos tipos. Más recientemente, fue el comienzo de la guerra entre Rusia y Ucrania lo que afectó directamente a ambos países, pero indirectamente a muchos otros. En este último, especialmente el abastecimiento de granos – base de la alimentación humana.
Si de 2015 a 2020 las cifras del hambre en el mundo se mantuvieron estables, en el año que comenzó la pandemia aumentaron vertiginosamente. En la edición 2022 del informe Estado de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en el Mundo, elaborado por la ONU, se afirma que en 2021, 828 millones de personas pasaron hambre. Un aumento de 46 millones de personas respecto a 2020 y de 150 millones respecto a 2019.
En una situación de calamidad, como la pandemia de coronavirus, el enfoque de los líderes mundiales es, naturalmente, luchar y prevenir la enfermedad, pero paralelamente se ven afectados varios otros factores.
En toda la cadena del agronegocio hubo dificultades con respecto a la producción de insumos, falta de materias primas, dificultades de almacenamiento y transporte, lo que resultó en problemas de distribución e inflación en el precio de los alimentos que llegan a la mesa del consumidor final.
Con la Guerra de Ucrania, Brasil sintió los efectos de la falta de insumos para producir fertilizantes, de los cuales alrededor del 85% son importados. Pero hay otros impactos indirectos, como la situación del maíz y el trigo, ya que Ucrania es el cuarto y quinto exportador de estos commodities, respectivamente.
El precio de estos commodities se determina internacionalmente por la oferta y la demanda. Cuando un gran productor/exportador como Ucrania tiene un déficit en su producción o restricciones para disponer de este suministro (como ocurrió con la Guerra), el precio sube. Si aumenta el precio del maíz, por ejemplo, influirá en el del pollo, el cerdo, la leche, etc., provocando un efecto en cadena.
Por consiguiente, cuando grandes conflictos afectan al mundo, aumentando la inseguridad alimentaria, significa que están afectando directamente a una o varias partes de la cadena agroalimentaria, ya que las pérdidas de quienes producen terminan reflejándose en la dificultad de acceso a los alimentos, ya sea por razones financieras o por causas operativas.
¿Cómo el agronegocio contribuye a la seguridad alimentaria?
Actualmente Brasil es uno de los mayores productores de alimentos del mundo y, aun así, se estima que más de 61 millones de brasileños se encuentran en situación de inseguridad alimentaria.
Esto se debe a que no solo es la cantidad de alimentos producidos lo que contribuye a establecer la seguridad alimentaria, sino también su distribución, almacenamiento y, por supuesto, precios asequibles. Con todos los acontecimientos recientes, la inflación ha llegado a altos niveles, imposibilitando que gran parte de la población tenga acceso a los alimentos.
Algunos especialistas creen que se necesitan dos años consecutivos de buenas cosechas, no solo en Brasil sino en el mundo, para que la inflación vuelva a estabilizarse. Si aquí estamos acostumbrados a que los precios de los alimentos suban año tras año, en los países más desarrollados es un shock ver que los precios aumenten tanto.
En el hemisferio norte, la cosecha de granos está prácticamente terminada, pero en la mayoría de los casos los resultados fueron inferiores a los de cosechas pasadas. Sin embargo, Brasil se prepara para cosechar buenos resultados el año que viene, e incluso hay expectativas de una posible cosecha récord de soja. (enlace al post)
Por otra parte, las perspectivas por el lado de la oferta son optimistas; sin embargo, hay todo un contexto macroeconómico de fondo que mantiene el escenario aún desafiante (aumento de las tasas de interés desincentivando inversiones, por ejemplo). Además, el tema de la seguridad alimentaria toca un punto muy importante: el poder adquisitivo de la población y sus ingresos.
Ante toda la importancia que el agronegocio tiene en este ámbito y la diversidad de riesgos a los que se enfrenta a diario, ¿cómo posicionarse?
Teniendo en cuenta que el precio de los commodities está formado por la oferta y la demanda internacional, el productor y toda la cadena del agro están expuestos a los riesgos de mercado, pero existen formas de gestionarlos para evitar pérdidas.
Contar con una buena estrategia de hedge puede ser clave para protegerse de la inestabilidad del mercado financiero, tanto para evitar sorpresas desagradables en su programación financiera como para aprovechar las buenas oportunidades de bloquear sus márgenes. Pero no es suficiente decidir usar esta forma de protección sin mucho estudio y conocimiento previo.
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