El mercado del trigo en Latam está en la mira, debido a la compleja interacción de factores climáticos cruzados, interviniendo ambos hemisferios como orígenes principales. La estacionalidad es un factor central, mientras que las políticas comerciales, tarifarias y monetarias impactan directamente en la dinámica de oferta y demanda. Aunque podría decirse que la participación del continente en el comercio mundial de trigo es modesta, desempeña un papel crucial en el abastecimiento intrarregional y en algunos ciclos hay ventajas competitivas que permite trascender holgadamente el continente.
La volatilidad observada en el escenario mundial y las particularidades locales exigen un análisis cuidadoso por parte de productores e industrias consumidoras. En este artículo, exploraremos los principales aspectos que influyen en el mercado del trigo en América Latina, desde las proyecciones de producción hasta los retos logísticos y las oportunidades emergentes.
En resumen, abordaremos:
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Según el Sol Arcidiacono, Head Latam Grains de Hegepoint, el trigo es el cultivo que presenta una producción/oferta más atomizada, comparándolo con soja y maíz. Si bien hay una gran concentración de oferta en el Hemisferio Norte (80%), es importante considerar que el principal exportador Rusia, acapara el 20% del mercado. Si bien constituye el referente más importante y es formador de precios, no tiene el mismo protagonismo que Estados Unidos en maíz (38% del mercado) o Brasil en soja (60% del mercado). En estos últimos dos casos, la performance de estos orígenes son definitorias para los precios.
Ahora bien, haciendo foco en América Latina, la oferta de trigo es superavitaria, aunque concentrada en los polos, tratándose de un cultivo de invierno. Por lo tanto, la geografía vertical del continente es un desafío para el flujo comercial. La recuperación de la producción en Argentina y en Estados Unidos, favorece la idea de abastecimiento confortable para los principales destinos regionales: Brasil y el Caribe.
La mejora en la competitividad este ciclo, vía buenos rendimientos que definieron buenas cosechas, complementándose con debilidad de las monedas (USD y ARG$), favorece la incursión del trigo originen Norteamericano y Sudamericano en destinos asiáticos y africanos, además de los destinos tradicionales en el continente, logrando espacio a pesar de las abultadas cosechas en Australia, Europa y el Mar Negro, señala Sol Arcidiacono.
La producción mundial de este cereal influye en el mercado LATAM al definir las tendencias de los precios internacionales y la volatilidad, sobre todo debido a la actuación de países como Estados Unidos y Rusia.
En nuestro informe posterior al WASDE de septiembre, indicamos una perspectiva neutral para el mercado mundial del trigo, con adiciones en las producciones de países exportadores claves: Rusia, Ucrania, Canadá, Unión Europea y Australia, reportando stocks finales globales más confortables; 264 M tns vs 260 M tns en el informe anterior. Sin embargo, el mercado ya tenía asumida esta situación global de abastecimiento holgado, con la cosecha avanzada, la recolección en el hemisferio norte venía reportando rendimientos por encima de las proyecciones en todos los orígenes mencionados, mientras que las condiciones de los cultivos en desarrollo en Australia son excepcionales.
Finalmente, por el lado de Estados Unidos se revisaron las exportaciones de 23.81 a 24.50 M tns, considerando la performance avanzada de las ventas externas que se ubican en los máximos de los últimos 5 años. Esto reforzando la declaración de que el trigo norteamericano vuelve a estar competitivo, llegando a múltiples orígenes en los cinco continentes.
La cómoda situación de Estados Unidos, Canadá y Argentina, desactiva por completo el interés de compra regional en exportadores alternativos, mientras que en ciclos reciente Rusia había logrado hacerse un espacio.
Argentina, por su parte, comienza a cosechar entre finales del mes que viene, principios de noviembre. Este año repite una gran cosecha, en los máximos históricos, rondando los 20 millones de toneladas. El saldo exportable es de 12/13 Millones de toneladas, colocando la mitad en Brasil como principal destino. Hay excedente suficiente para llegar a otros destinos latinoamericanos, que ya están contando con ello. Si bien los registros de exportación 25/26 son nulos, ventas oficiales informadas para pagar impuestos y organizar embarques, las ventas a fijar de los productores son altas. Habrá una necesidad logística que impulsará la dinámica de negocios en las próximas semanas, con presión estacional en el último bimestre del año, de acuerdo a lo revisado por Sol Arcidiacono.
La demanda de trigo es bastante estable, ligada al crecimiento de la población, ya que la mayor parte está destinado al consumo humano a diferencia de otros cultivos. Los patrones establecidos se mantienen: “Estados unidos y Argentina como polos exportadores, mientras que sus respectivos fronterizos, México y Brasil siguen siendo grandes compradores netos», afirma Sol Arcidiacono la especialista de Hedgepoint. Estas dinámicas son fundamentales para comprender el flujo comercial de la región.
Los riesgos climáticos para la provisión de este cereal en América están diversificados, considerando la doble estacionalidad. La cosecha es en julio/agosto para Estados Unidos y en noviembre/diciembre para Argentina. Según Sol Arcidiacono, el próximo desafío es la siembra y la primavera boreal 2026. Si bien las condiciones de humedad en las grandes planicies de Estados Unidos son mucho mejores que el ciclo pasado, los precios mucho más bajos podrían continuar desalentando la intención de siembra. Hace 10 años se sembraban 19 M de hectáreas con trigo en los campos norteamericanos, el último ciclo fue de 14.80 M hectáreas.
Además de los factores climáticos y la definición de área, el mercado del trigo en LATAM se enfrenta a adversidades significativas relacionadas con cuestiones logísticas, políticas comerciales y volatilidad cambiaria. Estos elementos pueden afectar a la competitividad y la rentabilidad de los productores, así como al flujo comercial de la región.
En el ámbito político y económico. La volatilidad de las monedas locales, como el peso argentino y el real, reduce o favorece el margen de maniobra de los productores e industria. La atención también está en la política monetaria norteamericana con la expectativa de un ciclo más laxo, para finales el 2025, entrando al 2026.
Finalmente, estructuralmente, el trigo global enfrenta todavía la exposición al conflicto del Mar Negro. Si bien la guerra Rusia/Ucrania se ha vuelto crónica y el mercado del trigo permanece inmune, no sucede lo mismo con los productos energéticos que han sumado volatilidad este año. Las potenciales sanciones, además de los eventos en instalaciones claves de abastecimiento, podrían cambiar esta situación, sumando ansiedad y prima de riesgo en el mercado que se mantiene con fondos especulativos muy vendidos hace meses, añade Sol Arcidiácono.
A pesar de los retos, este mercado ofrece oportunidades gracias a la demanda constante y la revalorización de productos específicos.
La demanda firme de Brasil y México, que son importadores netos, crea una situación favorable para los exportadores regionales, como Argentina, Paraguay y Uruguay, por un lado, y para Estados Unidos y Canadá en el otro hemisferio. Esta demanda constante proporciona estabilidad al flujo comercial.
Según un Sol Arcidiacono, si bien se ha asimilado en el precio una situación de abastecimiento global muy confortable, es un ciclo inusual donde en todos los orígenes las rendimientos de trigo han estado por encima de lo originalmente proyectado. Hacia adelante queda la definición de la nueva campaña 26/27, que comienza a sembrarse en el Hemisferio Norte ahora mismo, con menos incentivos para los productores y los fondos vendidos en máximos para esta época del año.
Proteger a los agentes del mercado del trigo LATAM de la volatilidad inherente a este es esencial para garantizar la sostenibilidad y la rentabilidad de sus negocios. La adopción de herramientas de cobertura y el acceso a inteligencia de mercado sólida permiten mitigar la exposición a los riesgos de precios y tipos de cambio.
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