¿Cuáles son las perspectivas de la producción de cereales en Argentina?

Entienda cómo afectan a la producción de cereales y oleaginosas en Argentina el clima extremo, los problemas logísticos y el panorama económico.

Hedgepoint Global Markets
22-ago-2025 15:09:59

La producción de cereales y oleaginosas en Argentina se enfrenta a una de sus mejores cosechas de los últimos años, aunque no logró ser récord como se esperaba en un principio. El ciclo 2024/25, que comenzó con buenas expectativas, se vió afectado por una serie de fenómenos climáticos. 

Se produjo una combinación de sequía, olas de calor intenso y, posteriormente, lluvias excesivas. Esto ha afectado directamente al rendimiento de los cultivos, la dinámica logística y las perspectivas comerciales del país, que es uno de los mayores exportadores mundiales de soja y maíz. 

En este artículo, comprenderá: 

  • Cuáles fueron los principales eventos climáticos que influyeron en la producción de cereales en Argentina;
  • Cómo han afectado estos fenómenos a la productividad de la soja y el maíz;
  • Los efectos directos en la logística interna y los embarques a los puertos;
  • Las posibles consecuencias para el mercado de cereales en América Latina;
  • También identificaremos las tendencias y los riesgos climáticos para las próximas cosechas.

Para profundizar en el análisis de este escenario, hemos invitado a Antonella Ortiz, gerente de Relaciones con los Clientes de Hedgepoint, que sigue de cerca la evolución de la cosecha en el país. ¡Que disfrute de la lectura! 

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Clima desafiante: del optimismo inicial a las pérdidas regionales 

El inicio del ciclo fue prometedor. Las condiciones de siembra, aunque no ideales en términos de humedad, resultaron satisfactorias gracias a las lluvias que recuperaron la humedad del suelo. Sin embargo, los meses de enero y febrero trajeron consigo un grave estrés hídrico y temperaturas superiores a la media. 

Cuando el mercado ya había abandonado la idea de una cosecha récord, un nuevo factor climático sorprendió a todos. A mediados de mayo, una tormenta extrema azotó principalmente el norte de la provincia de Buenos Aires.  

«Tuvimos precipitaciones fuera de lo normal. En algunas localidades, llovió la cantidad equivalente a la totalidad de la precipitación anual: hasta 400 milímetros en pocos días», comenta Antonella. Según el organismo gubernamental INTA, inmediatamente posterior al evento se observaron excesos de agua en el suelo en gran parte del área productiva». 

Las inundaciones dificultaron la cosecha y amenazaron entre 2 y 3 millones de toneladas de soja que aún se encontraban en los campos. Aunque más del 80 % de la soja ya se había cosechado, el resto se vio afectado por la saturación del suelo. 


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Efectos en la producción de soja y maíz: datos y análisis 

Soja 

Hasta antes de las fuertes lluvias de mayo, las estimaciones de producción de soja eran al alza. «Las proyecciones previas al evento eran de 50 millones de toneladas por parte de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, mientras que la Bolsa de Comercio de Rosario estimaba 48,5 millones», dice Antonella. 

A pesar del impacto de las inundaciones, estimamos que el perjuicio debía ser relativamente limitado en la cosecha total. Mi previsión apuntaba a 48 millones de toneladas, como piso. Las proyecciones más recientes, con la trilla ya casi finalizada, son de 50,3 Mtns (Bolsa de Cereales de Buenos Aires) y de 48,5 M tns (Bolsa de Comercio de Rosario).  

Cabe destacar que «a pesar de los daños localizados, la soja creció en superficie plantada en esta cosecha: más de 17,75 millones de hectáreas, lo que supone un aumento del 7,9 % respecto al ciclo anterior, según la Bolsa de Comercio de Rosario», detalla. 

Maíz 

El maíz, por su parte, ya se enfrentaba a retos estructurales antes de los recientes fenómenos climáticos. La presencia en el maíz de la llamada “chicharrita” provocó una caída de casi el 20 % en la superficie plantada. «Esta plaga rompió una tendencia de nueve años de crecimiento continuo en la superficie dedicada al maíz», señala la experta. 

Aun así las fuertes lluvias de mayo tuvieron un impacto mucho menor sobre el maíz, ya que gran parte de la cosecha ya se había recolectado.  Por lo tanto, no se esperaban ajustes significativos en las proyecciones de producción, se mantuvieron sólidas y actualmente indican 48,5 millones de toneladas (Bolsa de Comercio de Rosario) y 49 M tns (BCBA).  

Producción de cereales: calidad y cuellos de botella logísticos 

El recorte de volumen no estuvo en el foco de preocupación pero sí lo hizo la calidad de los granos, por el exceso de humedad. El agua estancada durante más de tres o cuatro días puede estropear por completo algunos lotes. Por fortuna, «el posterior clima más seco y frío ayudaron a acelerar el drenaje y la finalización de la cosecha», destaca Antonella. 

En el transporte, los efectos fueron inmediatos. «La red de carreteras de Argentina se vio gravemente afectada. El flujo de camiones hacia los puertos se redujo en más del 50 % durante los días críticos», recuerda. 

Para hacerse una idea, antes de las lluvias, los puertos recibían alrededor de 3000 camiones de soja y 1700 de maíz al día, un volumen promedio acorde a la estacionalidad de cosecha.  Estas cifras se desplomaron temporalmente. 

Efectos en el mercado latinoamericano 

Aunque los impactos sobre la producción de cereales y oleaginosas en Argentina son relevantes a nivel local, su peso en el panorama mundial es limitado, especialmente en el caso de la soja. Según los datos del reporte de USDA de Junio, las reservas mundiales de soja son abundantes, con proyecciones de 124,2 millones de toneladas para 2024/25, cifra que se proyecta que ascenderá a 125,3 millones en la siguiente cosecha.  

Ante este escenario, la pérdida potencial de entre 2 y 3 millones de toneladas en Argentina no debería generar grandes distorsiones en los precios internacionales. El efecto más directo se producirá en la producción de subproductos, como la harina y el aceite de soja, dado que el país se centra en la industria de procesamiento. 

En el caso del maíz, la situación es similar. La demanda interna argentina es estable y ronda los 14,5 millones de toneladas. Por lo tanto, el saldo exportable funciona como variable de ajuste ante posibles caídas. Sin embargo, la abundante  oferta mundial, con EE. UU. sembrando una superficie récord y Brasil cosechando más de 130 millones de toneladas, ayuda a equilibrar el mercado. 

Entonces, ¿qué pasa con el futuro de la producción de cereales en Argentina? 

Los riesgos climáticos inmediatos parecen estar controlados. De cara a la próxima cosecha, «no hay indicios claros de El Niño o La Niña, lo que favorece un escenario de neutralidad climática», afirma Antonella. 

Sobre la campaña actual, la cosecha de soja está casi finalizada, según la Bolsa de Cereales, al 19 de junio se estimaba 96,5% del área. Las labores restantes están concentradas en el centro de Buenos Aires, donde aún las condiciones de anegamiento dificultan el acceso de la maquinaria. 

En el resto de la región central, el frío reciente ha ayudado a secar las parcelas de tierra. Las heladas recientes pueden incluso ayudar a reducir la población de “chicharritas” lo que reduce el riesgo para el maíz de 2025.  

El factor de mayor incertidumbre sigue siendo el macroeconómico: el tipo de cambio, el acceso al crédito y la vuelta a las retenciones en las exportaciones (el 1 de Julio finaliza la baja transitoria) deberían influir en las decisiones de inversión y siembra. 

Comprenda los movimientos que dan forma al sector agropecuario. 

A pesar de no alcanzar una cosecha récord, la producción de cereales y oleaginosas en Argentina se mantiene sólida tras superar importantes retos climáticos y logísticos. Este escenario refuerza la resiliencia del sector agrícola argentino. 

Al analizar el contexto actual de Argentina, se hace evidente la importancia de tener en cuenta no solo las variables climáticas, sino también las económicas. Si desea comprender cómo estas fuerzas impactan en su negocio, Hedgepoint Market Intelligence puede ser su mejor aliado. 

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